domingo, 21 de octubre de 2012

La Piel de Fátima...

La piel queda expuesta junto con tu recuerdo
palpita serena en la memoria, con un pálpito cenital
en las entrañas, un parpadeo de fuego o escama, que se
instala de lleno en el silencio, se revuelca con la
sombra o cadena y rebusca tus ojos en las orillas
perdidas del ayer.

Y fue precisamente en tus ojos que me interné por
entero, descubrí el follaje de tus pestañas de aluminio
y relámpago, me aventuré y moré en ellos, sujeto de
una mirada que tenía propia, y me envolvía
nocturno para yacer en ella, como si un mar hecho
cielo me mirara.

Pero ahora que el recuerdo se hizo piedra que respira,
que las palabras se expanden y crepitan junto al
fuego, puedo evocar tu longitud de mujer: una mujer
descalza y desnuda, que me embestía con besos de
niebla y carmín. Me percibo tantas veces anegado en
su humedad de mujer.

La piel se manifiesta de frente al recuerdo. Un latido la mira...


(Autor: Patricio Sarmiento Reynoso)


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