sábado, 29 de diciembre de 2012

Y nos fundimos en la eternidad de la noche...




Miraba la eternidad en la profundidad de tus pupilas
mientras nuestros cuerpos desnudos temblaban de amor
en un estertor de amor tántrico, excelso, divino, mágico…
las pieles apenas se rozaban bajo el resplandor de ese sentimiento
esperando fundirse en el torbellino de emociones que nos envolvía…
Tu alma me juró en silencio lo inefable del momento, aferrada al secreto de mis besos
que tiernamente se derretían sobre tus hombros brillantes.
Viví mil años antes y sólo hasta entonces, sumergido en tu nirvana supe lo que de verdad era el
 amor, en el vuelo mágico de tus suspiros que se ahogaban con los míos en esa sintonía perfecta
de nuestras vidas… 

domingo, 11 de noviembre de 2012

La Luna del 12 de Noviembre...Dulce... Tan Dulce...


Quiero beberme todas tus esencias,
calmar mi sed con tus temblores
y sentir el placer mientras tú habitas
las más tiernas moradas de mi cuerpo.

Con nuestras almas en un 
solo deseo y nuestros cuerpos
en un solo universo,
te entregaré sin condiciones
mi pasión y mi locura para
que tú dispongas de la cura.


Quiero la noche eterna,
quiero que el día no exista
para estar entre tus brazos
y hundirme en tus caricias.



Quiero un beso tan profundo
que no deje lugar a dudas
y que haga de la existencia
nuestra existencia una tortura.



Quiero fundirme contigo,
estar dentro de ti como un fuego
imposible de asfixiar.
Quiero abrazarte fuertemente
para que no puedas escapar.
Quiero que la noche no muera,
quiero que sea eterna
para amarnos con más fuerza.



Quiero que los días sean Eternos
y escasos para dar paso a la noche
con su descaro pasional.
Quiero que mi cuerpo sea
víctima de tus dedos y labios
y que los poros de tu piel 
sean mi alimento.



Quiero que tu lengua
busque mis rincones
y que ni la sombra perdones
porque encontraras mi alma 
gimiendo el sabor de tus sensuales

insinuaciones.
 —

domingo, 21 de octubre de 2012

La Piel de Fátima...

La piel queda expuesta junto con tu recuerdo
palpita serena en la memoria, con un pálpito cenital
en las entrañas, un parpadeo de fuego o escama, que se
instala de lleno en el silencio, se revuelca con la
sombra o cadena y rebusca tus ojos en las orillas
perdidas del ayer.

Y fue precisamente en tus ojos que me interné por
entero, descubrí el follaje de tus pestañas de aluminio
y relámpago, me aventuré y moré en ellos, sujeto de
una mirada que tenía propia, y me envolvía
nocturno para yacer en ella, como si un mar hecho
cielo me mirara.

Pero ahora que el recuerdo se hizo piedra que respira,
que las palabras se expanden y crepitan junto al
fuego, puedo evocar tu longitud de mujer: una mujer
descalza y desnuda, que me embestía con besos de
niebla y carmín. Me percibo tantas veces anegado en
su humedad de mujer.

La piel se manifiesta de frente al recuerdo. Un latido la mira...


(Autor: Patricio Sarmiento Reynoso)


domingo, 26 de agosto de 2012

Mi Romance Con Los Libros


Hace tiempo, no sé determinar realmente en qué momento ocurrió, pude percatarme de la extraña relación que he podido encontrar entre el amor que puede uno sentir por una mujer como por un libro.
Bizarra, si, ya lo sé, pero así es mi apreciación. Empero creo que abundan los símiles en esta relación que ahora propongo. Desde mi infancia todavía recuerdo a mi papá cómo a manera de estímulo me incitaba a leer con la promesa de darme a cambio un obsequio o un premio por hacerlo; pobre de mi viejo: mientras él pensaba que para inculcar en mi persona el hábito de la lectura, yo, enamorado a primera vista de los libros, ganaba por partida doble, pues mientras obtenía lo que quería en cosas de niño o adolescente, simultáneamente devoraba, casi con un salvaje frenesí cuanta cosa con letras se me ponía enfrente: libros, revistas, periódicos, monografías, enciclopedias y similares. Creo que hubo momentos que lo llegué a realizar con un cierto dejo de, si me permiten el término por lo poco apropiado, con lascivia y con lujuria literaria, en un desenfreno total por estar leyendo a cada momento, hecho que al tiempo le cobró la factura a mi sentido de la vista al grado de llegar a usar gruesas gafas de las que solamente pude librarme gracias a una cirugía láser en los ojos, pero mi pasión crecía como la de aquél que se apasiona más y más por el amor de una mujer...
Para mi la experiencia comienza desde el contacto visual, cuando rotulas el objeto de tu deseo. Me resulta, a primera vista excitante la portada y la pasta de un libro que versen sobre un tema determinado que llame mi atención, en un primer escarceo amoroso; ojearlo y hojearlo, tocarlo, posar mi vista repentinamente sobre su solapa o la contraportada hurgando una sinopsis que me pueda proporcionar mayores elementos para determinar si continúo o no con mi conquista; si prosigo avanzando en mi aventura...

La obra que ha atrapado mi corazón de ávido lector, merece ser recorrida por mis dedos, en un extraño ritual, igual que con la delicadeza y a la vez el urgente requerimiento de una dama, buscando sus puntos neurálgicos, sensibles al tacto del placer. Una portada rústica, una dura, cada una demanda una especial tratamiento. El olor que desprende cada ejemplar también es otro rubro que, platicando con otros sibaritas de las letras, hermanos como yo de este mismo deleite visual y sensible del cachondeo literario hemos plenamente coincidido. Igual que una chica que desprende fragancias  de ensueño, los libros, estoy convencido, son poseedores de sus propias feromonas sexuales: el olor tan característico de su papel, de sus tintas, te puede transportar a momentos, épocas y lugares en los que nunca has estado pero que seguramente has soñado...como los labios que nunca has besado...
Es caer en un vórtice de mil sensaciones placenteras, de serotoninas espirituales, del alma, recorrer cada palmo de su anatomía, de la extensión de cada una de sus hojas y del brillo o de la opacidad de las mismas, igual una novela, una biografía, una aventura te inserta en ese intenso torbellino de emociones...
  Y sin caer en exageraciones, conforme avanzas en tu relación los vínculos se fortalecen, con el libro puedes llegar a reír, reflexionar, soñar, llorar, enojarte y pasar por todo un espectro de sensaciones que te atan fuertemente como lo puede hacer una mujer. También hay, como en ambos casos, intercambio constante de fluidos: lágrimas, saliva, sudor y hasta café muchos lectores lo hemos derramado en cada ejemplar que hemos poseído, que hemos hecho "nuestro"; el libro en reciprocidad nos deja trazos de celulosa cuando no en muchos casos hasta de la tinta misma que es su propia sangre; se adhieren y se pegan sus hojas amorosas a nuestros fieles dedos...
Con ellos sostenemos una extraña y no menos fascinante relación de intimidad: nos acompañan en la cama, en nuestro estudio; los llevamos a la sala de nuestro hogar y no son pocos quienes los llevan de paseo hasta el baño si es preciso y la urgencia de su presencia así lo requiere; caminan junto a nosotros por la calle bajo el cobijo amoroso de nuestro brazo o de fieles copilotos en el automóvil, a veces discretamente disfrazados de audiolibros, cuando no haciéndolo veladamente encriptados en el secreto profundo de un Ipad con camuflaje en PDF...
Están presentes en cada momento crucial de nuestras vidas, ya sea en la escuela como textos, que, como la niña que va con nosotros por doquier y en la adultez como el compañero inseparable de los versos que deseamos recitar a nuestra amada cuando los recursos de nuestras neuronas se obnubilan por el exceso de testosterona, con la urgente necesidad de abrir frenéticamente cada una de sus pastas y desvirgar rabiosamente el interior de sus capítulos hasta quedar rendidos, a veces dormidos sobre sus hojas dobladas que amorosamente nos abrazan hasta que despertamos con el rostro marcado por los relieves de los textos de sus portadas...
En cada caso, la situación siempre es la misma, pues pasado el furor de nuestra incontinente arremetida, aún terminada su lectura, sabemos que por delante siempre habremos de tener más retos literarios, más desafíos que recorrer con nuestra alma, otros textos que acometer y pulsar con cada latido de nuestro corazón y miles de historias que conocer con nuestra mente en una lluvia incesante del genio del espíritu humano que nos ha proporcionado ése placer tan exquisito como una taza de café colombiano o de chocolate caliente que es la lectura...
Y como requisito indispensable para alimentar nuestro cerebro y nuestro espíritu si realmente es nuestro deseo seguir ascendiendo más alto...!!!




DEEP INTO THE WILD...

Para mis hermanos Haida, Nootka, Canucks y de todas las Primeras Naciones, que presenciaron mi vuelta a la vida;  y en especial para ti Nootka, espíritu de Águila, esperando en mi eterna distancia que con esta imagen de Altaîr surcando los cielos del Yukón, tengas los elementos necesarios para completar e interpretar el sueño que narraste, porque al final, esta es una historia especial:


EL ALMA


EL CUERPO

Ahora caen pequeñas briznas de nieve sobre mi cuerpo, contrastando con mi tristeza y mi nostalgia, sólo quedan vagos recuerdos...y miro la verde campiña, húmeda de rocío, recordándome en el aroma del viento lo que alguna vez fui y en lo que posteriormente me convertí...un haz luminoso cae sobre mi haciendo brillantes mis añejas heridas en el hombro y en la espalda...Sólo, de pie frente a un acantilado, que nada tiene que ver con esos lugares donde verdaderamente viví y, por un instante supe que ahora el espíritu de Altaïr ya es parte de mi...en la búsqueda de un hombre que no existe.
Porque tú Altaïr, desde las cumbres borrascosas del Viento del Norte comprendes este mensaje, pues desde siempre fuiste parte de él, aunque hoy no estás más aquí, sigues alentando con tu recuerdo toda esta fuerza que fluye en mí interior pese a que sigues surcando aquellas cumbres, siendo tú la chispa que me estimuló a escribir este viejo relato que un día ocurrió...
Durante un periodo de descanso viajé al norte de la provincia donde habitaba, la Columbia Británica, para conocer el Yukón, y tomar una ruta muy conocida en ese rumbo llamada Inside Passage la cual conduce hasta la frontera norte con Alaska;  deseaba más que nada conocer los bosques, la fauna y, en general las demás atracciones que la naturaleza ofrece en esa región. Viajábamos cuatro canadienses, dos rusos, un alemán, un húngaro y yo, así como doce indígenas de las llamadas First Nations que serían nuestros guías y rastreadores porque, también teníamos permiso de las autoridades para cazar un cierto número de animales; acampamos quince días en la montaña en una zona cercana a un lugar llamado Skeena Valley, un lugar bellísimo y enigmático que cambiaría dramáticamente el sentido de mi vida, ya que además del contacto con la energía del cosmos, con elementos espirituales muy fuertes que me hicieron comprender, sin palabras, el misterio del universo y que alguna vez poco a poco iré compartiendo. Bueno, pues como decía, íbamos en un contingente relativamente numeroso, pero sin duda el integrante del grupo más inquieto e incómodo era yo pues una vez que llegamos al paraje donde nos esperaba la cabaña donde nos hospedaríamos, mis compañeros de viaje una vez instalados, sólo querían ocasionalmente ir de pesca por periodos muy prolongados, navegar en canoa en lugares sumamente pegados a la orilla del río Skeena (no los culpo, es muy caudaloso) y sacar algunas fotografías; evitaban salir de la zona de “confort” y seguridad que brindaba nuestra cabaña. Mientras tanto una fuerte energía bullía fuertemente en mi corazón, yo anhelaba adentrarme en el bosque, buscar algo…un fuerte llamado me atraía… hasta que una ocasión el jefe de los rastreadores, un hombre mayor llamado Tzeriak –Trueno- me dijo que si quería hacer eso primero tendría que servirles a ellos y estar dispuesto a hacer cualquier cosa que ellos me pidieran, cosa que mis amigos consideraron poco apropiada, porque a su parecer los indígenas tendrían que hacer lo que nosotros les pidiéramos porque para eso les estábamos pagando, además de que evidentemente se trataba de una actividad muy arriesgada para alguien como yo que no conocía el lugar ni sus peligros, sin embargo ellos dijeron que su tarea solamente era conducir al grupo, cargar equipo y mostrarnos los lugares dónde poder cazar y nada más. Yo acepté porque realmente mis tareas solamente consistían en acarrear agua para ellos, limpiar sus tiendas (ellos no querían pernoctar dentro de la cabaña) y, en las mañanas, mejor dicho, en la madrugada (creo que serían como las 4 o 5 A.M. porque nunca me permitieron llevar reloj ni nada que tuviera que ver con mi origen “civilizado”) cargar sus arreos de cacería. Debo decir que fue algo cautivador pero extenuante, me enseñaron muchas cosas que también algún día espero escribir, aunque ahora debo reconocer que ellos realmente me estaban preparando para algo que yo nunca me imaginé. Una noche, inesperadamente me llamaron para que saliera de la cabaña, me urgieron, no me dieron tiempo ni de vestirme, sólo llevaba unos botines de montaña impermeables, un pantalón impermeable térmico, un pulóver sencillo y mi chaqueta de camuflaje, cosa que mis camaradas reprobaron y hasta me advirtieron que esa era casi una sentencia de muerte por aquello de sufrir hipotermia, cosa que me valió severas críticas y, en cierto sentido la admiración de los indígenas, porque al menos ellos llevaban sus pieles encima y yo nada parecido (más adelante comentaré cómo logré sacar la foto del águila sobrevolando el gran tótem milenario). Caminamos largos senderos de ensueño, en una ruta llena de árboles milenarios, piedras musgosas, hojarasca y una vegetación que en mi vida pensé que existiera, senderos cuesta arriba y de bajada, escuché aullar los lobos en la noche tan cerca, pude verlos y hasta cruzar sus miradas con la mía… pude sentir eso que en este mismo momento me está haciendo temblar… acampamos, encendimos una fogata y salieron todos a cazar excepto yo, que me quedé cuidando las cosas. A su regreso traían un animal muerto, no sé que era, quizás algo parecido a un jabalí, me pidieron que lo desollara y me dieron un cuchillo, pero no uno convencional, sino uno rústico pero muy efectivo; para ser sincero nunca había hecho eso pero en ese instante fue como si yo supiese exactamente como se debería hacer, cuando “terminé” ellos concluyeron con lo demás y hacían comentarios entre ellos, en su dialecto, aunque algo me decía que se referían a mí. Esa noche me dejaron acercarme a su reunión y me compartieron de una bebida que me emborrachó o no sé qué rayos me ocasionó porque me sentí “denso” muy mareado y ellos sólo se reían de mí, cosa que me preocupó y me hizo recordar las advertencias de mis compañeros “civilizados”, cuando de repente sin siquiera avisarme, el líder de los rastreadores se abalanzó sobre mí y simuló atacarme… yo solamente sé que intenté defenderme de forma vacilante… es difícil explicar pero tomé el mismo cuchillo con que desollé el animal y yo sí lo ataque de verdad… los demás me sujetaron y rieron a carcajadas hablando cosas ininteligibles para mí, me calmaron y me dieron a inhalar (no sé si lo fumé) de una especie de pipa, me cargaron y creo que me llevaron a dormir.
Al día siguiente, mejor dicho la madrugada siguiente me levantaron (yo me sentía molido) y me pusieron a cargar nuevamente, después de un periodo creo que prolongado, en la mañana desayunamos algo así como una pasta rara o especie de pan con pescado, ahí mismo durante nuestro “desayuno” se integraron otros 3 indígenas de una tribu que se llama Haida comentando “alarmados” (según supe después) porque en un risco donde ellos veneraban un tótem milenario llevaban días sobrevolándolo 3 águilas blancas y no se despegaban de ahí;


también según supe después ellos lo relacionaron directamente con mi presencia y lo interpretaron como una señal. Para ellos fue de gran alegría, luego me dirían que simbolizaba un excelente presagio y desde ese día me llamaron HERMANO. Yo les preguntaba qué para cuándo iríamos a volver a la cabaña, pues seguramente mis amigos para esas horas ya estarían más que preocupados por mi cosa que solamente les ocasionó mucha risa, después de caer la tarde mis nuevos hermanos intercambiaron los restos del animal muerto por pescado e iniciamos un nuevo recorrido, sólo que ahora solamente me dejaron llevar una lanza muy grande… yo no lo sabía pero íbamos en camino del risco que tu soñaste; cuando estuvimos ahí volvimos a acampar y comimos pescado y me volvieron a dar la multicitada bebida naranja con grumos rojos, yo al principio la rechacé y pedí algo del agua que habíamos colectado en unas botas de piel durante la mañana… ellos sólo sonrieron excepto el anciano quien me dijo que estuviera tranquilo que esta vez sería distinto (atención: le entendí todo lo que me dijo en su dialecto que yo nunca aprendí, sólo lo supe…!!!!) aunque ya era de noche sobre la imagen tallada del tótem aparecieron las águilas y créanme, lo digo llorando en este momento, ellos comenzaron a entonar unos cánticos que a mí me erizaron la piel de emoción, saltaban de una forma extraña y parecía que danzaban y de la hoguera el humo se hacía más gris e intenso… yo sólo me volví a sentir mareado como la primera vez,,, sin embargo escuchaba y observaba a las águilas de una forma tan vívida e intensa que creo que quedó grabada con fuego dentro de mí. No omito decir que para estos momentos mi aspecto era deplorable, lleno de sudor, lodo, tierra, sin afeitar el rostro… un desastre… creo que me quedé dormido en una especie de trance, con la única diferencia que cuando desperté ya era muy tarde y estaba sólo en una tienda (tipee) me despertó un olor muy sabroso, el guisado estaba en un tipo de alambre a las brasas y al parecer era una especie de venado pequeño que también habían intercambiado con otros Haida de la zona, cuando quise tomar un trozo de carne me detuvieron y en una vasija de madera me dieron un potaje muy sabroso con carne y más de aquella pasta que ya señalé líneas atrás, creo que repetí el plato 3 veces y luego me pidieron que me fuera otra vez a descansar porque según Yanaek (otro de los guías) iba a necesitar de todas mis fuerzas para volver a la cabaña, la cual para entonces sí que estaba lejos de ahí. Antes de levantar el campamento y partir Tzeniak – Trueno- me dijo que sólo “ayudaría” con una lanza, que podría elegir la que yo deseara ¿? e inmediatamente elegí la misma que antes ya me habían dado, lo cual asintió con una sonrisa y, cosa rara, me abrazó muy fuerte, lo cual interpreté como una despedida, dado que íbamos ya de regreso a la cabaña y seguramente esa sería mi última noche con ellos… caminamos largamente hasta entrada la noche, caminamos por veredas y parajes que nunca otros ojos humanos habrán de ver bajo la luz de la luna, cubiertos bajo un manto extraño y mágico, era de noche pero la luz no era plateada, si pudiera describirla te diría que era turquesa oscuro, tornasolada….


Mi corazón latía desesperadamente, tenía un desasosiego inusual en mí… no lo sé… ellos de vez en vez volteaban a verme, yo creía que pensaban que ya me había cansado, porque el trayecto si bien era cautivador, también constituía un desafío a la condición física de las personas, ya que involucraba como ya te lo decía caminos altos en subida, pequeñas salientes resbaladizas y también bajadas muy pronunciadas…. Hasta que llegamos a un paraje que… tuve mucho miedo, sentí haber estado ahí mismo hace 20 años, tal vez mil… no lo sé… ellos comenzaron a hablar agitadamente, parecían discutir acaloradamente entre sí y yo no comprendía, desde luego nada de ello, salvo que lo relacioné con que tal vez irían a tener problemas con mis camaradas por habernos ausentado todo ese tiempo siendo que eran personadas contratadas para llevar a cabo un trabajo determinado…hasta que rápidamente comenzamos a desempacar y a encender una fogata…algo no me gustaba porque, desde que los conocí hasta aquél momento los noté vacilantes…quizá temerosos... indecisos… excepto Tzeniak pues yo me percataba que de reojo trataba de observar mis reacciones. Después de algunos minutos todos ellos se descubrieron el torso, enmudecieron mientras “Trueno” comenzaba a entonar un cántico, lo cual era algo sumamente extraño, pero entre aquel mar de confusión alcancé a escuchar no sé si en inglés o en algún otro idioma ¿? Las palabras ‘perdón’ y ‘gracias’ lo cual me llenó de cierta inquietud; apenas pude darme cuenta, Yanaek, Lluvia y Castor que eran los hermanos que ya conocía más ya tenían su rostro y el torso completamente pintado artísticamente de colores ¿? Todos ya habían envuelto sus cabellos en trenzas tomaron sus lanzas y sus cuchillos, me voltearon a ver ferozmente y dándose la vuelta me dejaron sólo semidesnudo en mitad de la noche sin saber qué hacer o cómo reaccionar mientras el anciano sólo seguía cantando pero en una especie de trance que a mí me erizó la piel, después de un rato, no sé decirte si serían veinte o treinta minutos se escuchaban a lo lejos muchos gritos, aullidos y alaridos muy profundos… creo que ahí cambiaron las cosas en mi vida en cierta manera porque sin darme cuenta simplemente observé como Tzeniak de la ceniza de la fogata, casi encendida la tomaba entre sus dedos, le escupía (todo siempre con los ojos completamente cerrados) y comenzaba a frotarla en mi pecho y en mi rostro y luego simplemente se dio la media vuelta, mientras a lo lejos se escuchaban los gritos más intensos. En ese momento fue como si todo estuviera muy claro para mi, tomé la misma lanza de la que ya te había platicado y, como si ya supiera en dónde estaba guardado el cuchillo con el que destacé aquél “jabalí” corrí en medio de la noche, hubo momentos en que mi parte “consciente” me decía que ya estaba extraviado, pero mi corazón me guiaba en esa maraña de vegetación y rocas y árboles, sin embargo algo muy dentro de mi me llevaba directamente a donde estaban mis hermanos, después de mucho correr, casi desfalleciendo, jadeante, me encuentro con un espectáculo que también creo en mi opinión muy pocos seres humanos habrán contemplado: cuatro de mis hermanos yacían en el suelo heridos de sus extremidades y sangrando profusamente, mientras los demás trataban de poner a raya a un enorme oso grizzli……….  Juro que recordar esto me hace pensar que haber vivido ha valido la pena para mi… esto cambió la vida para mi…sentí un fuego enorme en mi interior, sentí ser otra persona que no era yo mismo, sólo puedo decir, que nunca en la vida tuve más coraje y más determinación que en ése momento, y sin saber cómo ni por qué enfrenté al oso, cuando extrañamente, los otros hermanos simplemente se apartaron y me dejaron solo frente a él, mientras solamente se limitaban a fustigarlo por los costados para distraer su atención... fueron momentos verdaderamente tensos, como parte de “algo” que no conozco palabras para describirlo,  debo decirte que lejos de tener miedo al escuchar los sollozos de mis hermanos sentí un gran coraje y más valor… el oso rugiente se irguió más todavía, como si no diera crédito de mi osadía, pareciera que hubo un instante que hasta diría yo que vaciló, como si quisiera retroceder, cosa que solamente hizo para tomar más vuelo para acometer su ataque, podría decir que lo vi en su mirada, cuando, sin pensarlo le disparé la pesada lanza hacia su pecho… el impacto fue tan certero, tan fulminante, pero a la vez tan doloroso en cierta forma que fue algo que todavía no asimilo... el oso no cayó instantáneamente, se revolvía furioso pero a la vez agonizante mientras los demás me instaban a que lo rematara... sabía que estaba agonizante pero todavía así era peligroso y no dejaba de moverse y de agitarse... fue cuando me sobrevino un segundo arranque de esa sensación que no he podido describir y nuevamente sin pensarlo mucho me aproxime hacia la bestia para seguirle empujando más la lanza hasta que casi logré derribarlo y, aunque todavía en el piso seguía mostrando sus últimos estertores de vida daba zarpazos, cuando también, sin considerarlo demasiado tomando mi cuchillo lo hundí en su garganta... no sé si ocurrió como parte de un sueño… si se debió al efecto de la bebida indígena… pero fue como si mi cerebro empezara a desconectarse, me flaqueaban las piernas, las sentía como si se hubieran reblandecido, sólo sé que caí de rodillas y comencé a gritar, a llorar… mientras mis hermanos entonaban un cántico misterioso… yo sentía desvanecerme cuando casi de manera milagrosa escuché el “cántico” de las tres águilas blancas que sobrevolaban el escenario de esta batalla. Cuando logramos llegar al campamento ahí ya estaban los Haida que conocí la primera vez con Tzeniak que seguía cantando, cuando los demás hermanos llegaron traían el cadáver del oso consigo, tirando de él sobre una camilla hecha de gruesas ramas sobre las que yacía inerte… era algo descomunal y hablaban entre ellos y luego vaya… sí,otra vez, la bebida naranja con grumos rojos, sólo que esta vez no la bebí, me la “untaron en la cabeza” mientras todos se “soltaban” sus trenzas y soltaban sus largos cabellos y todos gritaban y aullaban y hacían un círculo alrededor de mi… Tzeniak dijo unas palabras y le llevaron, creo el corazón sangrante del oso y tomándolo entre sus manos con dicho fluido comenzó a pintar mi rostro con líneas similares a las de ellos. Todos ahora me miraban distinto, creo que con mucho respeto, tal vez admiración, pero sobre todo como uno de ellos… nuevamente el sonido de las águilas y en ese momento los Haida comenzaron su ritual y con una garra del oso me arañaron simbólicamente la espalda, el pecho y mi brazo derecho aunque realmente si me sangraron ligeramente, fueron cicatrices que llevé con mucho orgullo mientras estuvieron ahí… yo sólo comencé a llorar, no sé, si de emoción, de alegría, de liberar la tensión largamente contenida pero estaba sollozante… fue como si todas las lágrimas que tenía acumuladas de toda mi vida fueran vertidas en ese lugar…no podía parar salvo que hubo un instante que también, del mismo modo fue simbólico para mí cuando Tzeniak habló y les dijo a todos, (nunca comprendí como pude saber exactamente lo que el expresaba): “ ¿ Saben ahora por qué un guerrero valiente nunca teme llorar?”...

" ... el anciano tomándome del hombro dijo a los otros: ' la bestia que él venció esta noche no se compara con la que tendrá que enfrentar cuando vuelva a su mundo, al del hombre blanco, oremos..."



Senderos de Luz


                                               UN LUGAR DÓNDE SOÑAR

“Me fui a vivir a los bosques
porque quería vivir sin prisas
Quería vivir intensamente y
sacarle todo el jugo a la vida
Para no descubrir en el
momento de mi muerte
que en realidad no había vivido.”

Henry David  Thoreau



“¿Qué yo he de temer
si he pasado a la inmortalidad?”

Prometheé-Eschylo



Hay lugares perpetuos
en los que el tiempo no existe.
donde el sonido de las aves te acaricia,
y el haz multicolor del sol te desvanece el alma.
Espacio en el tiempo donde
hombres y mujeres se vuelven dioses
y al contacto de su aliento crean la magia.
Arpegios multicolores, mezcla de sonidos con imágenes
sensaciones nuevas, vertiginosas, vibrantes,
serpentean al interior de otro universo.
Palpita la vida en el venero de este cuerpo multiforme
lleno de emociones excitantes, vibrantes de exaltación en el espíritu

Oh Canada !!!



O Canada! Our home and native land!
True patriot love in all thy sons command.
With glowing hearts we see thee rise,
The True North strong and free!
From far and wide, O Canada,
We stand on guard for thee.
God keep our land glorious and free!
O Canada, we stand on guard for thee.
O Canada, we stand on guard for thee.

Este próximo 1 de Julio se conmemora el "Canada Day" en aquel país, algo así como el equivalente a nuestro 15 de septiembre en México, sólo que una de tantas diferencias es que la celebración es multicultural por la diversidad de pueblos que en esa latitud confluyen, distintas razas, credos y opiniones albergados por un deseo de paz y fraternidad universal único en su género. Un ideal de la convivencia entre los pueblos de la tierra.

En otro segmento de este blog comenzaba a relatarles mis andanzas; les decía lo especial de mi experiencia en esta nación, no como un vistante, ni como un turista más, sino como una persona que llegó a insertarse en la vida cotidiana de este pueblo con la intención -frustrada por accidentes del destino diría yo- de insertarme, de adherirme con ellos y ser uno en ese super mosaico de culturas que encajan como un gran rompecabezas perfecto.

Sin parecerles cursi amigos, pero he decidido que mi relato se asemeje a lo que mismo que pasaba en las películas de "Avatar" o la de "The Last Samurai" donde, tal vez por sentirme un poco influenciado por los aspectos cinematográficos de esos filmes, sus protagonistas van relatando como es la manera en que se fueron asimilando al mundo con el que interaccionaron en forma muy descriptiva, y también la forma en que llegaron a mostrar un elevado grado de identificación con la tierra y los habitantes a donde llegaron.

También, sin afanes de ser petulante aclaro que no intento exponer un cuadro comparativo entre México y Canadá, porque hablamos de contextos y circunstancias diametralmente opuestas y, aunque no les parezca que sea así, respeto al país que me vió nacer y le venero y lo honro con orgullo.

El punto es que si les parece que ya estoy escribiendo como si fuera guión de cine, espero su comprensión. Decía pues que en el umbral de una celebración más del Canada Day, cosa que no puedo evitar traer a mi mente, siento la imperiosa necesidad de sacar de mi baúl de los recuerdos aquellas cosas que recibí de Canadá y compartirlas con ustedes, porque aunque se que algunos de ustedes ya han estado allí, no es lo mismo que vivas cada día, despiertes y te duermas, comas, rías y llores, te preocupes y te alegres como un natural de la región.

Y es que sin darme cuenta, en cada paso, y a cada momento siempre hay algo que me hace recordar, por ejemplo en esta temporada de lluvias, ya que en Vancouver salvo raras excepciones está lloviendo casi todo el día, los paraguas son artículos de primera necesidad, pero en lo particular yo adoraba em paparme con ese precioso chipi chipi que parece acariciar tu rostro. Es una lluvia que embellece cada lugar por donde vayas pasando, es maravilloso poder contemplar el verdor de la ciudad pese a ser una gran urbe muy cosmopolita con grandes edificios, pero con un diseño tan ad hoc con la naturaleza que pareciera que todo el tiempo estás en un bosque, respiras una humedad tan inefable, tan indecriptible que te sacude el espiritu de una forma tan frenética que pareciera que estás a punto de estallar, sientes una presencia especialmente de grandeza, de pureza, de éxtasis contínuo.

Hacia el lado que puedas llegar a dirigir tu mirada estan ahí, omnipresentes con toda su majestuosidad las montañas nevadas hacia el norte, y al oeste el oceano pacífico, gélido imponente y desafiante mostrando así un espectáculo al que no puedes cotidianamente sustraer tus sentidos ni tus emociones, porque he comprobado que esta región más que enamorarte te atrapa y te engulle con todos sus encantos, te roba tu alma y te sorbe hasta lo más profundo de tus huesos...

Parte de este sentimiento lo resumo en este pensamiento que vino a mi recientemente:


Todos los días, a cada instante y a cada momento
me recuerdas los días eternos que estuvimos juntos,
de las enseñanzas antiguas que meditábamos en el gélido viento cotidiano,

de todos esos misterios que guardaste sólo para mi....
Aún respiro esas mañanas nuevas, expectantes,
donde me enseñaste del alcance eterno

de mi espíritu amante y siempre guerrero,
de lo senderos ocultos en el verdor de tu vientre espeso
pletórico de bosques murmurantes que guiaron  mi camino...
Añoro los riscos y las cumbres que sobrevolaba con las águilas
amigas y  compañeras de muchos de mis días.

Contra El Viento del Norte




Nootka es el nombre de la hija de un guerrero es el nombre de una estrella que apareció en el firmamento de mi vida a destiempo, la historia que se encontró con la mía desde hace eones en el universo; que es imposible, pero que un día pareció con toda su luz y resplandor para iluminar mi existencia y hacerme saber que a pesar del tiempo y la distancia estará ahí para que con todo su fulgor ilumine el  camino de mi existencia...en una bella sintonía que te hace armonizar con el todo del vasto universo.
Todo esto pudieran parecer sólo conjeturas de alguien que busca explicar a todas luces la razón de ser un sentimiento que me hace saltar de emoción a cada instante, que me ha generado una inexplicable inquietud porque sobre todo, sin saberlo, hace mucho mi espíritu y mi corazón me decían que ya existía...


Las razones las ignoro, pero caminabamos nuevamente con los Haida, en una ruta ajena a la trazada, era el derrotero propio de un guerrero me decían; los inuit, me decían preferían no ver a Nootka
CONTINUARÁ...

viernes, 6 de julio de 2012

REFLEXIONES DURANTE UN BREVE DESCANSO


Probablemente estoy frente a la entrada de una nueva aventura, de las diez mil en las que me he involucrado, sólo que esta creo que no me demandará trasladarme físicamente a ningún lado, todo lo haré desde mi mente por la vía de mis recuerdos.

Parte de lo que hoy vibra en mi alma y en mi corazón nació aquí:




Es tan vívido y tan real este recuerdo que en ocasiones, de forma muy recurrente suelo preguntar a mi familia si de verdad existió:



Pero no solamente fueron los paisajes tan hermosos de Canadá lo que me sedujo, sino también su gente tan maravillosa, y creo, que sin quererlo mucho tuvieron que ver con ese tan anhelado reencuentro que tuve conmigo mismo, donde tuve la oportunidad de conocer la verdadera grandeza del ser humano, más allá de las condiciones étnicas, sociales o económicas de las personas, a todos ellos simplemente les doy las gracias.


Gracias por su aceptación, gracias por transmitirme sus fuerzas, su amor y su poderosa energía que todavía vibra en mi, porque aún en la distancia física son parte de mi fortaleza de espíritu, y aunque solamente fueron tres años y ocho meses, haberlos conocido fue para mi como si hubiera sido toda la vida...


Para mis HERMANOS de las llamadas First Nations, la población étnica del pueblo canadiense todo mi cariño, mi respeto y mi amor. Gracias por considerarme su hermano.

Ya por ahí seguiré platicando mis vivencias maravillosas con los grandiosos Canucks y la Tribu Nootka.

Hasta aquí habíamos dejado la charla anterior, la retomo el sábado 21 de mayo de 2011. agradezco sus comentarios por las diferentes vías en que lo han hecho.

El tiempo pasa, y creo que si algo temo, es que el mismo tiempo me arrebate o vaya diluyendo esos recuerdos, que aún siendo mis amigos,como todo en la vida, se vayan. Creo que es complicado tratar de explicar con palabras las emociones porque a veces son un remanso de paz en un lago espiritual, que luego se revuelven frenéticamente en nuestras mentes y en nuestros corazones, se agitan y nos alegran, nos conmueven, nos alegran o nos entristecen.

En mi caso, aventurero de toda la vida, loco e inconsciente, he roto con muchas ataduras, he buscado ser libre a toda costa aunque haya quien diga que la libertad no existe. He sido calificado de muchas maneras, tristemente en la mayoría de los casos por personas más cercanas a mi, en quienes había confiado.Ha sido el precio de tratar de ser uno mismo.

Tal vez ahí radique la grandeza de mi experiencia en aquél país, que me dió la oportunidad de reencontrarme conmigo mismo y afirmar mis convicciones, de saber que dentro de mi vive un gigante esperando ser provocado, animado, azuzado para salir desde donde se encuentra agazapado, en lo más interno de mi existencia, saber que puedo ir a donde quiera, hacer lo que quiera sin mayores límites, pero sobre todo, cumpliendo en cada caso con la máxima de no hacer daño a nadie, de ser responsable en mi destino y de cumplir con un propósito determinado.

He de comentar que a diferencia de lo que muchos de ustedes pudieran pensar, no fue un viaje cualquiera de ida y vuelta de turista, ni fueron días ni semanas ni meses, llegué cuando tenía que llegar, en teoría con la opción de...